Si algo es una verdad irrefutable es que Cuba cambiará en un futuro no lejano. Aquí va una razón más de la larga lista.
El gobierno cubano no cuenta en la actualidad con un relevo generacional que goce del respeto y credibilidad de la población cubana, en especial de la juventud. La situación actual ameritaría un grupo de nuevos dirigentes con las capacidades y simpatías suficientes como para convencer acerca de la importancia de mantener las bases de un sistema político que francamente ha fracasado.
Los dirigentes más jóvenes con mayor protagonismo léase Lage, Pérez Roque u otros han mostrado su carencia de liderazgo desde el momento que ni siquiera la vieja dirigencia confía en ellos para delegar algo de poder. Para mostrar fidelidad política han tenido que renunciar a cualquier tipo de criterios y posiciones propias y ni siquiera así han logrado ganar la confianza necesaria, algo quedó de manifiesto en las designaciones de la pasada asamblea del Poder Popular. La elección de Machado Ventura como primer vicepresidente y de otro grupo de dirigentes todos mayores de setenta años saco a relucir la falta de confianza en esos “cuadros” más jóvenes.
Un porcentaje inmenso de los jóvenes talentos e incluso no tan jóvenes se encuentra fuera de Cuba, se han visto presionados a hacerlo pues el país no les ha dado la oportunidad de explotar sus potencialidades. Basta consultar las paginas hechas por los ex alumnos de los institutos vocacionales ( centros elites en la educación media superior) para percatarse de la fuga que ha traído consigo los últimos 17 años. Muchos de estos jóvenes eran afiliados a la UJC o al PCC y quizás antes de quedar completamente decepcionados un día soñaron o creyeron en los ideales que les repetían en sus escuelas y universidades.
Entonces, ¿Quién podrá convencer a esas nuevas generaciones agotadas de tanta carga política y que esperan una rápida respuesta a sus necesidades más inmediatas? ¿Quién los puede persuadir de que el mejor camino está en el socialismo? Definitivamente el sistema se va desarmando día a día y aunque griten una y mil veces, ellos saben que se quedan solos y que los cambios serán incontenibles.
La presencia de Fidel Castro en este periodo de sucesión ha agregado un factor más de inmovilismo y reticencia a todos los cambios, incluyendo al generacional. En un principio había resultado positivo ya que lograba dar una cierta legitimidad hacia el interior pero se ha prolongado mucho y le esta robando un tiempo precioso a los movimientos necesarios que el gobierno tiene que dar para garantizar su supervivencia aunque sea en el corto o mediano plazo.
Frente a este panorama de carencia de liderazgo futuro, unido a una parálisis de acción, me pregunto si el sistema cubano tiene posibilidades de sobrevivir. El tiempo sigue corriendo y la crisis agudizándose, la única salida sensata a esta altura sigue siendo el diálogo, honestamente no veo ninguna otra.
El gobierno cubano no cuenta en la actualidad con un relevo generacional que goce del respeto y credibilidad de la población cubana, en especial de la juventud. La situación actual ameritaría un grupo de nuevos dirigentes con las capacidades y simpatías suficientes como para convencer acerca de la importancia de mantener las bases de un sistema político que francamente ha fracasado.
Los dirigentes más jóvenes con mayor protagonismo léase Lage, Pérez Roque u otros han mostrado su carencia de liderazgo desde el momento que ni siquiera la vieja dirigencia confía en ellos para delegar algo de poder. Para mostrar fidelidad política han tenido que renunciar a cualquier tipo de criterios y posiciones propias y ni siquiera así han logrado ganar la confianza necesaria, algo quedó de manifiesto en las designaciones de la pasada asamblea del Poder Popular. La elección de Machado Ventura como primer vicepresidente y de otro grupo de dirigentes todos mayores de setenta años saco a relucir la falta de confianza en esos “cuadros” más jóvenes.
Un porcentaje inmenso de los jóvenes talentos e incluso no tan jóvenes se encuentra fuera de Cuba, se han visto presionados a hacerlo pues el país no les ha dado la oportunidad de explotar sus potencialidades. Basta consultar las paginas hechas por los ex alumnos de los institutos vocacionales ( centros elites en la educación media superior) para percatarse de la fuga que ha traído consigo los últimos 17 años. Muchos de estos jóvenes eran afiliados a la UJC o al PCC y quizás antes de quedar completamente decepcionados un día soñaron o creyeron en los ideales que les repetían en sus escuelas y universidades.
Entonces, ¿Quién podrá convencer a esas nuevas generaciones agotadas de tanta carga política y que esperan una rápida respuesta a sus necesidades más inmediatas? ¿Quién los puede persuadir de que el mejor camino está en el socialismo? Definitivamente el sistema se va desarmando día a día y aunque griten una y mil veces, ellos saben que se quedan solos y que los cambios serán incontenibles.
La presencia de Fidel Castro en este periodo de sucesión ha agregado un factor más de inmovilismo y reticencia a todos los cambios, incluyendo al generacional. En un principio había resultado positivo ya que lograba dar una cierta legitimidad hacia el interior pero se ha prolongado mucho y le esta robando un tiempo precioso a los movimientos necesarios que el gobierno tiene que dar para garantizar su supervivencia aunque sea en el corto o mediano plazo.
Frente a este panorama de carencia de liderazgo futuro, unido a una parálisis de acción, me pregunto si el sistema cubano tiene posibilidades de sobrevivir. El tiempo sigue corriendo y la crisis agudizándose, la única salida sensata a esta altura sigue siendo el diálogo, honestamente no veo ninguna otra.