viernes, 7 de marzo de 2008

El realismo que necesitamos

Hemos oído en días recientes que uno de los posibles objetivos del gobierno cubano podría ser lograr un control como el que Putin y sus aliados están ejerciendo en Rusia. Paralelamente hemos escuchado sobre la viabilidad de aplicar en Cuba el modelo chino o vietnamita. Si ampliamos un poco más nuestro enfoque nos daremos cuenta que ya otros países han transitando por caminos similares, me refiero específicamente al México del PRI.

En México existió lo que en su momento fue llamado “La Dictadura Perfecta”, habían partidos de oposición, cierta libertad económica pero el PRI lograba un control total tanto político como económico. Los grupos de poder dentro del PRI funcionaban como caciques que asignaban y distribuían el poder a su antojo. El presidente era escogido mediante “El Dedazo”, frase que usaban los mexicanos para describir la selección del candidato partidista a la presidencia. Los grupos económicos más poderosos estaban muy atados a los grupos políticos y las lealtades funcionaban al estilo mafia. El PRI siempre hizo muy buen uso de los sentimientos nacionalistas y se mantuvo enarbolando la bandera de la revolución mexicana como propia. Sin embargo, el control total se empezó a debilitar a partir que México se abría hacia el exterior. La presión de la sociedad mexicana y de la comunidad internacional sobre la falta de democracia unida a la necesidad de ampliar los mercados y hacerse más competitivos obligó al gobierno a hacer más flexible su control. Por esto a partir de los años noventas las estructuras democráticas empezaron a surgir con mayor fuerza hasta que en el año 2000 el PRI perdió la presidencia de la republica. No ha sido un proceso fácil, todavía hoy día México sigue viviendo un reajuste de sus fuerzas internas y los fenómenos de cacicazgos y corrupción siguen presentes. No obstante se pueden apreciar mejorías, la sociedad civil es más fuerte y el papel de la prensa es mucho más activo y crítico.

Regresando al caso de Rusia podemos apreciar que un orden similar al que existió en México. Después de una caída estrepitosa, los rusos necesitaban recuperar su orgullo como nación, pasar de ser una superpotencia a convertirse en un país semicaótico fue un duro golpe. Putin, aprovechando los altos precios del petróleo, dando más estabilidad y jugando un papel internacional más activo, le ha dado a algunos sectores lo que ellos esperaban. Sin embargo muchos no se han percatado que están sacrificando su futuro otorgándole demasiado prerrogativas a un grupo que ha consolidado su poder en todos los sectores. Tarde o temprano los rusos sentirán lo mismo que sintieron los mexicanos, el monopolio del poder siempre termina convirtiéndose en obstáculo de desarrollo y bienestar para los pueblos.

En China el proceso es algo diferente, aunque no muy distante. China logró detener el colapso del sistema frenando a las fuerzas democráticas después de los sucesos de Tiananmen. Sin embargo, se vieron forzados a acelerar las reformas económicas de forma drástica para evitar otra explosión social de mayor magnitud y alcance. Por algún tiempo les ha funcionado la estrategia, pero cada día se oyen mas voces que claman por un sistema más democrático, los chinos empiezan a sentir que el modelo político debe ser reestructurado. Los nuevos líderes partidistas entienden que la estabilidad del país depende de la introducción gradual de reformas democráticas. Las reformas que plantean tienen como principal objetivo frenar los altos niveles de corrupción. Hasta este momento no plantean la creación de nuevas fuerzas políticas pero si plantean dar mayor representación a nuevos sectores dentro del partido, permitir representantes independientes en las estructuras de poder y la realización de elecciones directas. Creo que es un largo camino para terminar en el mismo punto: si no hay democracia no puede haber estabilidad. No obstante debido a la importancia y poder que el país ejerce en el orden mundial el gobierno chino tiene un cierto grado de maniobra que le permite ir sorteando algunas dificultades internas.

Entonces, ¿puede Cuba lograr modelos similares? Creo que no. A diferencia de los dos casos anteriores, Cuba ni pertenece al consejo de seguridad de la ONU, ni es una potencia nuclear, en cambio es un país pequeño con escasos recursos y muy cerca de los EU, donde radica la mayor comunidad cubana en el exilio. Por otra parte, el propio temor del gobierno no le ha permitido comenzar reformas económicas que liberen algo de tensión dentro de la isla. Los cubanos están cansados, la economía completamente desarticulada y las nuevas generaciones cada día sienten menos lazos ideológicos y emocionales con el proceso revolucionario que tuvo su clímax hace cincuenta años. Si bien aperturas económicas no traen de forma inmediata aperturas políticas creo que en el caso de Cuba serán muy difícil detener los reclamos de mayores libertades dada las condiciones antes mencionadas.

Reitero una vez más que si el gobierno cubano es realista, debería buscar un acercamiento con diferentes grupos para iniciar un proceso de reformas graduales que permita una evolución suave y organizada a un sistema plural. Permitir un diálogo y un acercamiento entre todas las partes le dará la posibilidad de formar parte del futuro de la isla. El negarse es ir cavando su tumba y la de sus representantes, así como crear uno de los escenarios más desfavorables para el futuro de la nación. Esperemos que en algún momento se manifieste el realismo que todos necesitamos.

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