Leyendo el artículo “Revisando el socialismo que no fue. Lecciones para Cuba” no pude menos que preguntarme. ¿En que punto falla la comunicación entre los seres humanos? ¿En que momento las palabras dejan de cumplir su función y solo son sonidos vagos? ¿En qué momento rompemos todos los puentes y llegamos a formar parte de mundos completamente diferentes aún cuando habitamos en el mismo espacio?
Cuando leo las explicaciones de Carlos Díaz sobre lo que ha pasado y que se debería hacer para que el “socialismo cubano” funcione lo primero que me salta a la mente es preguntarle: ¿Qué entiende él exactamente por un modelo socialista? En su descripción creo que hay algunas contradicciones, principalmente cuando vemos lo que ha ocurrido en la práctica y lo que él plantea como teoría ideal. No podemos olvidar que un proyecto social debe ser ante todo viable.
Si alguien desarrolla un modelo matemático para describir una partícula como el electrón y luego se encuentran que los resultados de los experimentos desmienten el modelo, no creo que a nadie se lo ocurriría decir que el error no esta en el modelo sino en el electrón. Ese es precisamente el argumento que percibo en el artículo de Díaz. No entiendo por qué no se puede reconocer que el socialismo sencillamente no funciona. Si se desea construir una sociedad más justa, en el sentido de brindar iguales oportunidades a todos los seres humanos, necesitamos crear un nuevo paradigma. Debemos enterrar de una vez por todas un modelo que en todos los casos ha terminado aplastando la individualidad de los seres humanos.
En Cuba basta con abrir los ojos para darse cuenta de la gran crisis que ha significado el empecinamiento en un proyecto que ya demostró con creces que fracasó. Si bien es completamente entendible que gran parte de los cubanos no desearía un capitalismo salvaje creo que eso de ninguna manera justifica los grandes atropellos cometidos en los últimos cincuenta años. Atropellos que van desde ejecuciones sin un juicio con todas las garantías, larguísimas condenas penales por la simple razón de disentir, así como forzar al exilio a miles de cubanos. También pudiéramos mencionar las múltiples arbitrariedades en el plano económico, entre otras muchas.
Esta muy claro que el amplio apoyo que recibió en un inicio la revolución cubana vino dado por el gran descontento acumulado por años de desastres y arbitrariedades que incluyeron corrupción, gangsterismo político, subordinación al gobierno norteamericano, ruptura del sistema democrático, etc. Pero, ¿puede lo anterior justificar en alguna medida lo que hemos vivido todos estos años? Mi respuesta es un rotundo no.
Me gustaría que por un momento alguien que represente la posición del gobierno pueda sentarse a escuchar las voces de cubanos que no son ni batistianos, ni anexionistas, ni todos los adjetivos peyorativos que son usados comúnmente para descartar los reclamos y voces de aquellos que están en desacuerdo. Es muy difícil entender por qué no se pueden sentar todos los cubanos desde diferentes posiciones a discutir lo que deseamos para una Cuba futura. ¿Por qué solo un grupo asume que tiene la verdad o que solo son los capacitados o escogidos para decidir el futuro de millones de cubanos? Si siguen sin oírse todas las voces es completamente predecible que la situación explotará en algún momento. Es una pena ver que seguimos sin madurar como nación. Es una pena que a estas alturas sigamos creyendo que la única forma posible de ser parte del poder es arrancándolo, es penoso pero hasta ahora eso ha sido Cuba. Tenemos que darle un giro a la historia, tenemos que lograr consensos, solo así podremos darnos un mejor futuro.
Cuando leo las explicaciones de Carlos Díaz sobre lo que ha pasado y que se debería hacer para que el “socialismo cubano” funcione lo primero que me salta a la mente es preguntarle: ¿Qué entiende él exactamente por un modelo socialista? En su descripción creo que hay algunas contradicciones, principalmente cuando vemos lo que ha ocurrido en la práctica y lo que él plantea como teoría ideal. No podemos olvidar que un proyecto social debe ser ante todo viable.
Si alguien desarrolla un modelo matemático para describir una partícula como el electrón y luego se encuentran que los resultados de los experimentos desmienten el modelo, no creo que a nadie se lo ocurriría decir que el error no esta en el modelo sino en el electrón. Ese es precisamente el argumento que percibo en el artículo de Díaz. No entiendo por qué no se puede reconocer que el socialismo sencillamente no funciona. Si se desea construir una sociedad más justa, en el sentido de brindar iguales oportunidades a todos los seres humanos, necesitamos crear un nuevo paradigma. Debemos enterrar de una vez por todas un modelo que en todos los casos ha terminado aplastando la individualidad de los seres humanos.
En Cuba basta con abrir los ojos para darse cuenta de la gran crisis que ha significado el empecinamiento en un proyecto que ya demostró con creces que fracasó. Si bien es completamente entendible que gran parte de los cubanos no desearía un capitalismo salvaje creo que eso de ninguna manera justifica los grandes atropellos cometidos en los últimos cincuenta años. Atropellos que van desde ejecuciones sin un juicio con todas las garantías, larguísimas condenas penales por la simple razón de disentir, así como forzar al exilio a miles de cubanos. También pudiéramos mencionar las múltiples arbitrariedades en el plano económico, entre otras muchas.
Esta muy claro que el amplio apoyo que recibió en un inicio la revolución cubana vino dado por el gran descontento acumulado por años de desastres y arbitrariedades que incluyeron corrupción, gangsterismo político, subordinación al gobierno norteamericano, ruptura del sistema democrático, etc. Pero, ¿puede lo anterior justificar en alguna medida lo que hemos vivido todos estos años? Mi respuesta es un rotundo no.
Me gustaría que por un momento alguien que represente la posición del gobierno pueda sentarse a escuchar las voces de cubanos que no son ni batistianos, ni anexionistas, ni todos los adjetivos peyorativos que son usados comúnmente para descartar los reclamos y voces de aquellos que están en desacuerdo. Es muy difícil entender por qué no se pueden sentar todos los cubanos desde diferentes posiciones a discutir lo que deseamos para una Cuba futura. ¿Por qué solo un grupo asume que tiene la verdad o que solo son los capacitados o escogidos para decidir el futuro de millones de cubanos? Si siguen sin oírse todas las voces es completamente predecible que la situación explotará en algún momento. Es una pena ver que seguimos sin madurar como nación. Es una pena que a estas alturas sigamos creyendo que la única forma posible de ser parte del poder es arrancándolo, es penoso pero hasta ahora eso ha sido Cuba. Tenemos que darle un giro a la historia, tenemos que lograr consensos, solo así podremos darnos un mejor futuro.
2 comentarios:
Compadre, piensa en como quieres vivir, teniendo en cuenta que le darás a los demás exactamente lo que te desees a ti mismo. Si lo haces con un mínimo de lógica humanista entenderás como es es socialismo que planearon Marx, Engels, Rosa Luxemburgo y Antonio Gramsci. Las formas de llevarlo a cabo están muy bien descritas, el por qué no lo hicieron de esa manera, es respuesta sencilla; a ninguno de los "caudillos" les interesó que el pueblo gobernara de verdad, y entonces solo usaron las palabras y nunca acciones (el que hace y deshace en nombre del socialismo es para mi más odiable que Hittler, que actuaba en nombre de su nacifacismo). Saludos, Paulus
No creo que el socialismo como esta planteado sea viable. Creo que podemos buscar sociedades más humanistas y no tenemos porque ponerle la etique de socialistas ni capitalistas, al final lo que esta detrás de todo es el ser humano con sus esperanzas de más justicia y convivencia. Te agradecería tus comentarios en la propuesta que planteamos. Gracias y suerte.
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